"Los primeros que se dedicaron a la filosofía consideraron tan sólo principios aquellos que se dan bajo la especie de la materia. Aquello de que están constituidos todos los seres, de donde vienen a llegar a ser y a lo que vuelven cuando al fin se corrompen, persistiendo en ellos la sustancia con sus variables modificaciones, esto es lo elemental y el principio de todos los seres. Y según esto, creen que en realidad nada nace ni llega a la corrupción, supuesto que esta primera naturaleza subsiste siempre, de la misma manera que no se nos ocurre decir que Sócrates nace cuando se hermosea o se hace música, ni decimos que perece cuando pierde estos modos de ser, puesto que el sujeto de estos cambios, Sócrates mismo, permanece en su ser; ni podemos decir iguales expresiones respecto de los demás seres. Pues es necesario que haya una primera naturaleza, única o múltiple, de la cual procedan todas las demás cosas, quedando ella a salvo". (Aristóteles: Metafísica, I, 3, 983.)
Los primeros filósofos llegan a la convicción de que todo lo que aparece puede reducirse a una cuestión: ¿Cuál es la naturaleza de las cosas?, ¿cuál es la realidad permanente y única que subyace a las impresiones sensibles?, ¿cuál es el principio (arkhé) de donde todo sale, que perdura en el fondo de todo y a donde todo va a parar en último término?
El fundamento de todo lo que aparece múltiple, vario y cambiante ante los sentidos es una realidad única; todo lo demás es su manifestación.
1 comentario:
Muy buenos.
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